Estos días estoy leyendo un libro muy interesante. De esos libros que dice verdades que nadie quiere oír. Se titula
"Quién decide lo que comemos: como el negocio de la alimentación perjudica la salud, la economía y el medio ambiente". En su primer capítulo habla de los cereales, concretamente, de los
cereales de desayuno, estos que vienen en cajas de cartón.
Los cereales de desayuno son uno de los
primeros alimentos preparados de la historia y representan el triunfo del marketing, de la industria del envasado y de la política económica y exterior de los Estados Unidos. ¿Pero por qué estas cajas de cereales están presentes en los desayunos de casi todas las familias?
En 1830, el reverendo Sylvester Graham coció masa de harina y agua a fuego lento para luego hornearlo, dando lugar a una masa como una piedra que había que dejar en remojo la noche anterior, eso sí, se vendía 10 veces más caro que el precio de sus ingredientes.
En 1866 en Michigan, se fundó un Instituto Occidental para la Reforma de la Salud con el objetivo de curar la dispepsia y demás vicios adquiridos por los obesos norteamericanos. Es aquí donde surge la figura de
John Harvey Kellogg, ya que se puso al frente del instituto. Kellogg ideó unas curas a lo que el consideraba las enfermedades del momento:
el estreñimiento y la masturbación. Publicó numerosos libros hablando de estos temas y de su puño y letra salían algunas perlas como estas: "
el vicio del autoabuso o masturbación se ha vuelto casi universal, al menos entre los muchachos estadounidenses, mientras que el campesino europeo debido a que sus hábitos alimentarios eran más simples, había sucumbido en menor medida al horrible vicio".
Kellog recomendaba a los padres que descubrieran a su hijo practicando el autoerotismo, administrarle un castigo adecuado, como la aplicación de ampollas para mantener las partes doloridas. Si esto no bastaba decía a los padres que siguiesen este método: "
Deje el glande al descubierto retirando el prepucio, pase un hilo de plata a través de la piel a cada lado y trence los extremos enrolándolos. El dolor que produce no es demasiado fuerte y, en la mayoría de los casos resultará más ventajoso que perjudicial".
Ya a principios del S. XX, una vez que había varias empresas fabricando cereales de desayuno, el hermano de John Kellogg, Wiliam (no tan obsesionado con la masturbación y sí con los beneficios) agregó
azúcar a los cereales para que fuesen más sabrosos. El azúcar para John era símbolo de plaga y adulteración, pero las ventas eran las ventas, así que acabó cediendo.
Hoy en día el proceso de fabricación de los cereales es básicamente el mismo que he descrito antes, solo que existen nuevos métodos par la agregación de azúcar, sal y aromatizantes y por supuesto las cantidades son mucho más masivas.
Los copos de maíz se fabrican desmenuzando los granos de maíz hasta transformarlos en gránulos más pequeños que luego se cuecen al vapor en lotes de hasta una tonelada a una presión de 1,4 atmósferas. El germen alimenticio, con sus grasas esenciales, se elimina durante este proceso (los hermanos Kellogg ya sabían que debido a esto el cereal se vuelve rancio). En esta fase se agregan los aromatizantes, vitaminas para compensar las pérdidas de todo este proceso faraónico y por supuesto, azúcar. Después hay que esperar 4 horas e invertir mucha energía para extraer el vapor de los gránulos ya cocidos antes de poderlos transformar, pasándolos por unos enormes rodillos, en copos que se tuestan a temperaturas de hasta 300ºC.
Me parece absurdo y sin sentido que se tenga que
añadir vitaminas a los cereales porque en el proceso de fabricación de los mismos, quedan tan dañados, que pierden todo su valor nutricional. ¿No sería mejor buscar maneras de distribuir los cereales sin estos costosos procesos que los deterioran totalmente? O mejor aún ¿por qué consumimos cereales de este tipo en lugar del pan de toda la vida?
Este tema de los cereales es mucho más profundo, el post sería larguísimo. Aquí solo quise comentar la anécdota de John Kellogg y la masturbación y poner de manifiesto la dudosa calidad del producto final que nos llega debido al proceso de elaboración que son sometidos. Os dejo unos enlaces por si queréis más información sobre el tema:
Los cereales del desayuno (Consumer Eroski)
Cereales para niños: “bombardeo” publicitario de un producto no tan saludable (OCU)
Los cereales de desayuno no son tan sanos (Salood.com)
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