Promiscuidad recompensada
Dos inspectores de Hacienda viajaban juntos por una zona rural cuando su coche se estropeó. Llegaron andando hasta una mansión cercana y llamaron a la puerta. Les abrió una preciosa viuda que les ofreció pasar la noche en la casa mientras sus empleados arreglaban el coche.
Unos meses después uno de los inspectores recibió un paquete de documentos legales. Cuando comprobó su contenido llamó inmediatamente a su compañero.
- Aquella noche que pasamos en el campo -preguntó el primero-, ¿te escabulliste por la noche y fuiste al dormitorio de la viuda?
- Sí, admitió el segundo.
- ¿Y le diste mi nombre?
- Pues sí, pero ¿cómo te has enterado?
- Ha muerto y me ha dejado toda su fortuna
Unos meses después uno de los inspectores recibió un paquete de documentos legales. Cuando comprobó su contenido llamó inmediatamente a su compañero.
- Aquella noche que pasamos en el campo -preguntó el primero-, ¿te escabulliste por la noche y fuiste al dormitorio de la viuda?
- Sí, admitió el segundo.
- ¿Y le diste mi nombre?
- Pues sí, pero ¿cómo te has enterado?
- Ha muerto y me ha dejado toda su fortuna
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